sábado, 23 de marzo de 2013

Almas Cotizadas


 

 El futuro ya está definido, solo hace falta mirar el presente y darle una vuelta de tuerca extra. Para empezar por algo muy cercano y común, tenemos Internet, donde todo ordenador posible se conectará automáticamente a otro super-ordenador o servidor central que tendrá toda ley, costumbre y sentido cibernauta. Ya no hará falta que llames a nadie para arreglar el aparato, pues ese cerebro central repasa diariamente sus miles de millones de conexiones para asegurarse que todas están idénticas y bien, eliminando virus y errores a partir de copias previas de seguridad.
También sucede que el piratear y lo ilegal será imposible, pues el cerebro o la reina de los ordenadores lo limpiará casi al instante; siendo mejorada su velocidad en un milisegundo cada poco tiempo. Es por ello que la policía informática serán ahora gente de acción, paseando por casas sospechosas donde tipos han enlazado sus ordenadores con conexiones anticuadas, y todo para pasar datos entre sí a espaldas del mundo.
El Internet cogerá tanta fuerza que absolutamente cada ser humano estará conectado a ello, quedando como parias aquellos que no pueden. En teoría hay pocos de estos, o debería ser así, pero los datos serán falseados o desinformados para la tranquilidad del ciudadano común, ajeno a los datos reales que podrían alarmarle.

La realidad económica propia son dos tipos de suerte: o naces teniendo o sin tener, una ecuación sencilla pero decisiva a la hora de definir una vida. Estos dos extremos son mundos tan diferentes que barajar una alternativa se hace difícil, tan acostumbrados a lo que viven desde siempre.

Los que tienen abusan de compras que hinchan al gigante económico hasta ver dónde está su límite, para ver como explota y tener que volver a empezar. Ha sido algo que ha sucedido tantas veces, y cada vez con más rapidez, que se le ha terminado llamando “Big-Bang” con una naturalidad un poco escalofriante. Los que tienen, son despreocupados, pues se conforman con comprar lo que puedan y mientras puedan para así tener entretenimiento mientras dure la explosión económica y ésta tenga que volver a subir, comprando de nuevo poco a poco para prepararse para el siguiente “invierno”.
Sus vidas estás reguladas y registradas en lo central, siendo raro aquel que se salga de las acciones de levantarse, estudiar/trabajar y relacionarse días específicos, días donde siempre conocen a su pareja para formar una familia y no ser menos que nadie. No hay otro modo, ¿y qué necesidad habría de ello? Es la seguridad absoluta, siglos de evolución han logrado esa fórmula perfecta que ya no se debe alterar. Saben que así lo central tienen mejor control sobre cada uno; y así debe ser, para que el mundo perfecto siga girando...

Los que no tienen están algo olvidados, pero siguen muy presentes en las mentes de los que quieren la perfecta sociedad. Nace, viven y mueren, siendo su vida aleatoria en dependencia a su astucia y suerte, siempre buscada por cada uno. Algunos filósofos de esta categoría gustan de presumir que son libres, que no viven con el miedo de un sistema que se desmorona puesto que ya lo ha hecho, decidiendo cada día que aprender y a dónde ir. Pasan hambre y dolor, pocos mueren de viejos, pero no conocen otra cosa y les parece que es así es la ley de vida, que así ha sido siempre todo.
Esta zona de la población es tratada como paria por incomprensiones y la falta de empatía para entender el concepto de haber nacido así. Pero por lo que más son repudiados son por el sexo, pues estos lo practican de forma real constantemente, algo impensable para los que tienen, que saben de sobra que el real solo debe ser realizado muy poco para reproducción y nada más, imaginando en sus mentes como el contacto real constante puede degradar el físico y la mente, explicando en parte el aspecto común de los que no tienen. Además, teniendo los programas con infinitas posibilidades de placer sexual, es hasta de baja inteligencia practicar el sexo real solo por placer.

La primera categoría está totalmente conectada a la red de redes el 100% del día, quedando la segunda en un porcentaje muy bajo pero más posible poco a poco. La forma de funcionar ahora de la parte social de la red es indicar automáticamente que se está haciendo en todo momento. “Durmiendo, jugando X juego, leyendo Y libro, practicando sexo virtual con tal y tal persona, pensando y deduciendo como mejorar una receta, discutiendo tal tema con mi hermano Z...” el concepto “secreto” se reserva para aquella gente que no es de fiar, porque a ojos de la sociedad actual es así, si se tiene algo que ocultar es porque es malo o ilegal.

Los problemas infrecuentes que van creciendo hasta ser comunes siguen existiendo, siendo el principal la adicción a la red de redes. El “Hikikomori” (concepto con nombre idéntico a una enfermedad psicológica del pasado que ha evolucionado en otro sentido) supone la perdida del sentido de realidad a nivel extremo. Se conocerán casos de personas que poco a poco quedarán absortos por navegar en la red, aumentando su adicción conforme más descubran placeres y datos que les satisfagan. Se podrá encontrar gente famélica que murió cuando olvidaron que significaba “hambre” o “sueño”, ya no sabiendo identificar estas sensaciones al tener sus cerebros 100% del día ocupados.
Este problema aún no se ha expandido, siendo más normal aquellos que si que saben desconectar de la otra realidad para comer o dormir, no realizando durante toda su vida otras tareas debido a la falta de sentidos de problemas en sus vidas, todo gracias a haber nacido “donde se tiene” y por el fuerte sentido de no conocer otra manera de vivir desde que eran muy niños, resultando hasta alienígena el concepto de imaginar otra forma o visitar incluso un lugar físicamente teniéndolo todo, absolutamente todo, sin salir de casa.

Esto es posible debido a la comodidad extrema, pues toda comida y crecimiento de población está controlado, encargándose vehículos programados para repartir los alimentos necesarios para vivir un mes entero (ni un gramo más, ni un gramo menos) y dónde la población ha sabido adaptarse a la perfección. Si alguien no recoge su comida, se queda sin ella, pero muy raro es el caso que no sucede así, pues todos están bien educados.
Los que no tienen, aún se preguntan como se permite eso, o como se llegó a ese extremo de control, pero de nuevo los filósofos de la calle saben dar la respuesta de que fue un problema lógico a controlar, que era necesario y, por lo tanto, susceptible de terminado controlado constantemente para no volver al inicio del problema.

Las zonas naturales ya no son tratadas como parte lógica del planeta, si no como zonas de ocio para aquellos que quieran ver animales no domésticos, quedando como un constante parque natural donde gastar tu dinero y hacer fotos para poder subir automáticamente la experiencia a la red de redes, para discutirlo en conversaciones de segundos con todos tus cientos de contactos que nunca has visto en persona.

El nivel de categoría social dentro de los dos campos generales depende de un factor que siempre ha sido importante: la popularidad. Cuanta más popularidad se tenga en la red, más beneficios en la vida se tendrá, basándose en precisas matemáticas de estadísticas registradas en el cerebro central en cuanto a aprobación general de comentarios, visitas a sitios personales, contribución general a otros sitios y actividad media en la red (en parte se achaca el problema Hikikomori a éste factor), pudiendo ser popular de la noche a la mañana (tal cual) y a la inversa.
Como el dinero se ganará automáticamente según lo trabajado y contribuido a la sociedad, ser popular en la red de redes dará beneficios extras a veces más altos que en el propio trabajo, dependiendo de la gente que te observe y lo interesadas que estén las marcas en pagar por ti. Ahora cada alma tiene precio, pues hay páginas oficiales donde poder verlo, donde se registran todos tus movimientos y se va sumando esos puntos para saber en que posición del ranking mundial quedas, soñando con que tu persona tenga mucho valor para tener éxito en la vida a ojos de todos los conectados: la humanidad. Derrotando aquellos primeros cibernautas que hicieron historia por pasar años en páginas arcanas donde asentaron bases como pioneros de un nuevo mundo.

“La Publicidad del Consumo” (nombre que ya no se oculta por ser una mentira que se hizo real hace tiempo) será algo esencial si quieres ser alguien en la vida, habiendo tantas marcas y productos como personas pudieran haber. El cerebro humano se ha acostumbrado tanto a ello que ahora trabaja más el subconsciente que lo consciente, todo por un bombardeo de imágenes y sonidos constantes que nos sugieren como deberíamos ser o comer, pudiendo variar cada día fácilmente la idea de como ser o consumir. Ha sido tal la constante información que las defensas mentales son ausentes desde bien temprano, analizando y memorizando toda clase de datos que ni se recuerdan el origen, simplemente se sabe, y con ello la posibilidad, aunque sea pequeña, de poder consumirlo.
Los que no tienen, se salvan en parte de esto, teniendo personalidades más fijas que son criticadas por los volubles diarios.



La vida será tan rápida que el concepto de tiempo apenas se notará entre ironías de estar tan perfectamente medido con la tecnología reinante. Debido a activarse tareas y sucesos en días y momentos específicos, éste perderá el sentido en la mente para ser algo automático en el cuerpo, siendo raro (y posiblemente traumatizante) que no suceda así.
El mundo ahora es el propio concepto de tiempo, algo abstracto que no existe pero que está ahí después de todo. El mundo es un reloj, perfecto e inmutable donde las partes sucias y oxidadas son esa gente que hay que limpiar “o salvar”, aunque estos no lo hayan pedido. Se ha luchado durante siglos para conseguir que esos engranajes encajen y giren para siempre, ¿por qué cambiarlo? Si algo funciona bien...

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